Los responsables detrás de la Fundación Louis Vuitton (FLV) de Frank Gehry en París, que abrió oficialmente el 27 de octubre de 2014, invitó recientemente a un grupo de críticos de arquitectura para analizar el proyecto y entregar su opinión. La aproximación audaz de Gehry a las formas arquitectónicas, más evidente en edificios como el Museo Guggenheim de Bilbao y la Walt Disney Concert Hall en Los Ángeles, coincide con el objetivo de la fundación de "proponer y apoyar la creación artística contemporánea" en Francia. Según su sitio web, personifican en especial "la pasión por la libertad artística". ¿Cómo entonces, la enorme estructura fue cuestionada por la oposición local desde el primer momento que se instaló en las áreas verdes de París?
Revisa lo que The Guardian's Oliver Wainwright, The Observer's Rowan Moore, Vanity Fair's Paul Goldberger, The LA Times' Christopher Hawthorne,y también el Architectural Digests' Mayer Rus, opina sobre el más reciente edificio de Gehry, después del salto.
Oliver Wainwright / The Guardian
La Fundación Louis Vuitton de Frank Gehry, demuestra que no sabe cuándo parar. [...] Sin duda, es un espectáculo, pero hace que te preguntes exactamente para qué es tanta parafernalia.
"Apilados en un montón escalones [...] como atrapados en una violenta tormenta"; Wainwright sugiere que es un “regalo” de Louis Vuitton que el "barrio no estuviera tan interesado en recibir". Haciendo referencia a la dificultad que tuvo el proyecto para avanzar en su construcción, habiendo sido detenido temporalmente por los tribunales franceses, la conclusión final de Wainwright es que: es una "indulgencia para la sobre-ingeniería". Es "en realidad un infierno de un montón de columnas de acero y vigas de madera laminada, lanzados juntos en un enredo desenfrenado de puntales y soportes en zig-zag".
Rowan Moore / The Observer
El nuevo museo de arte de Frank Gehry en el Bois de Boulogne, podría haber sido hecho sin los ornamentos náuticos.
Moore, aunque menos liberal con sus descripciones, está consternado de manera similar por algunos de los adornos extravagantes de ingeniería. A pesar de ello, reconoce que "los edificios de Gehry en su mejor momento son generosos, reflexivos y sensibles, con un alto grado de atención a las formas en que se construyen". Sin embargo, en este caso, "la magia de Gehry está presente sólo a ratos". Para él, las velas "se meten en el camino de las conexiones potencialmente encantadoras que el edificio trata de hacer, y en las experiencias de la vista y el arte". "Podría ser fascinante, inolvidable y hermoso", pero, Moore concluye: este edificio no está a la altura.
Paul Goldberger / Vanity Fair
[Eso] se parece a las velas, y se ve como un barco, y se ve como una ballena, y se ve como un palacio de cristal que está en el medio de una explosión.
... sin embargo, Goldberger sostiene, "ninguna de estas comparaciones importa en lo más mínimo". Para él, se trata de "una nueva obra de arquitectura pública monumental que no es, precisamente, como todo lo que cualquier persona, incluyendo a Frank Gehry, haya hecho antes". Aludiendo al programa previsto del edificio, Goldberger señala que "Gehry ha sido a menudo acusado, en su mayoría de manera injusta, de hacer arquitectura que abruma el arte". Sin embargo, en el caso de la FLV, los "icebergs forman galerías relativamente neutrales – no cajas blancas planas - [...], pero las habitaciones en su mayor parte tienen forma de rectángulos con paredes rectas. Cuando no hay arte en el edificio, se siente incompleto, lo que es sin duda la prueba más importante de si la arquitectura es demasiado asertiva".
Christopher Hawthorne / The LA Times
El diseño es brillante, un triunfo tardío de su carrera.
Para Hawthorne, las velas logran un majestuoso edificio que "se une al Guggenheim y al Walt Disney Concert Hall, como la más impresionante obra del arquitecto en su carrera de casi seis décadas". Para él, la elección del material (vidrio) - que "Gehry utiliza aquí de manera notable" - hace que el museo sea "tan ambicioso como cualquier cosa que Gehry haya producido, pero también sorprendentemente refinado". Al comentar sobre los espacios de la galería interna, que él describe como "restringidos", Hawthorne sugiere que el edificio se establece con "sensatez cosmopolita, incluso racional". Él resume al sugerir que "cuando Gehry utiliza una paleta unificada - en vez de apilar los materiales y colores que chocan en lo alto de sus formas familiares – no diluye el poder de su arquitectura, sino que la clarifica y fortalece".
Mayer Rus / Architectural Digest
Con su exterior naútico de ondulantes velas de cristal, el edificio sugiere una actualización avant-garde de la Jolly Roger, pilotado con gracia por Peter Pan a través del mar verde de árboles centenarios del Bois con una estela de polvo de hadas.
La reseña de Rus, intercalada con comentarios del propio Gehry, examina la historia del proyecto con cierta profundidad. Menos pertinaz que los otros críticos, admira la "red de vigas de acero y de madera", que se celebran en lo alto en una "hazaña de acrobacias arquitectónicas". Él continúa diciendo que "Gehry ha ideado espacios que simpatizan con el arte en casi todas las escalas y medios", concluyendo que, en conjunto, el edificio es un espejo adaptado al sitio en que se encuentra. "Después de todo, ¿para qué la gente viene a la Jardín, si no para jugar?".
